Pedro Sánchez ha traicionado a sus votantes y esta situación es despreciable en un mandatario. Una vez hecho Presidente, configura un Gobierno formado por separatistas, populistas, independentistas, asesinos, y por último, por un PSOE adulterado. Una obscenidad, que no se puede consentir. Vamos hacia la mediocridad y pobreza, aunque ya estamos en ella. Los subsidios y los funcionarios están  acabando con lo poco que queda de España.

Aparentemente todo sique igual, pero no es así. Desde Europa se han dado cuenta de la caída en vertical que estamos llevando y les viene muy bien. La “dictadura” de Pedro Sánchez no va a durar como la de Franco, porque no tiene “eso” para que permanezca.

La falta de consistencia de un gobierno dubitativo, con rectificaciones constantes y sin un punto de mira a seguir, desconcierta  a la ciudadanía. Después de la pésima gestión con el coronavirus y que sigue con los rebrotes, está desatendiendo la economía y  empobreciendo nuestro país de forma vertiginosa. Intolerable. Además, tiene al lado  un elemento nefasto con un resentimiento que ha heredado; no hay que ser astuto dado los antecedentes familiares directos, me refiero a Iglesias.

En resumen, se puede expresar que Pedro no tiene la capacidad suficiente para presidir España. Debe maquillar sus conocimientos con el “experto”  correspondiente, en este caso Iván Redondo, director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno.

Otro estacazo más de los muchos que le quedan ha sido el de Nadia Calviño, que se las prometía muy felices, al igual que Pedro, y se quedó fuera de presidir el Eurogrupo por las dificultades para otros países del Gobierno que existe en nuestro país, que no tiene pies  ni cabeza. Nadie, excepto los que se sienten español, comprende en el cenizo que se encuentra el Presidente, que si no está enfermo, cerca está de ello. Es un descalabro total lo que estamos viviendo y sobrellevando.

Se ha visto la actitud de la jueza Rodríguez-Medel en el caso 8M. Según parece no ha pasado nada. “El delegado del Gobierno en Madrid no sabía o tenía conocimiento “cierto, objetivo y técnico” del riesgo de la manifestación”, publica elDiario.es.

Después de lo visto en este juicio, nos encontramos en manos de unos “invasores”, sin miramiento, ni conciencia, que su único deseo es cambiar el país, la constitución. ¿Por qué? En apariencia no se vislumbra motivo aparente, al no ser que quieran una desestabilización y en vuelco radical a lo que existe actualmente. Estas personas son peligrosas, pues no tienen una pauta a seguir, sino estar en la cima sin un proyecto lógico, para romper todo lo instaurado y que tanto ha costado poner en marcha. Tienen una psicopatía  que hay que valorar y penalizar si se demuestra. Si España no les gusta: ¡Que se vayan!