Noviembre 2019Mucho se habla de la caza y poco se hace por ella. Cuando salimos al campo,  vemos con tristeza cierto abandono, el coto no se cuida como se merece, y es este uno de los motivos de la disminución de la fauna cinegética, importante para el mantenimiento de la supervivencia de los ecosistemas. Algo se está haciendo mal, pero no queremos ser consciente de ello.

 Con la llegada de los ecologistas se ha sumado una nueva lacra que perjudica aún más a los que amamos y sentimos este bello deporte. El día tres de marzo del presente año,  se celebró en Madrid una marcha del mundo rural a favor del campo y de la caza con representantes de todos los partidos, excepto los de la izquierda demagógica, incluido el PSOE.

“Por el respeto del mundo rural y sus tradiciones”, era el lema de esta manifestación en protesta de los llamados ecologistas, pues ya que no trabajan, tiene que justificarse ante el país con acechar contra las tradiciones que existen en España;  quieren destruir, llamando “asesinos” a los que mantienen el cuidado del campo para la  conservación de la naturaleza.

En general, el cazador honesto, la gran mayoría,  ama y respeta  los animales y el medio ambiente; se preocupa de la conservación de las especies según normas cinegéticas ya que son recursos renovables, es decir son indefinidas mientras el hombre no supere el índice de reposición.

Cumpliendo estos requisitos, las especies cinegéticas que son renovables, si se actúa de manera sostenible,  existirán de por vida sin miedo a su extinción. La moral  en este deporte es fundamental, como se ha dicho, respetando y manteniendo la conservación  de la biodiversidad en beneficio de estas especies.

Otro tema importante es el furtivismo, acto delictivo y repugnante de personas que podemos llamar “ladrones”, que siempre han existido y permanecerán, mientras los mismos cazadores no los denuncien y la justicia sea más severa con ellos. Los animalistas que tanto critican, deberían tomar parte en el asunto e incidir sobre normas más duras, ya que estos delincuentes, sí que “matan”.

A pesar de la vigilancia de los “guardas de coto” que se preocupan, además de su mantenimiento, de  evitar al furtivo, cuidar el medioambiente para la conservación del ecosistema, fauna, flora, etc. Asimismo, es de agradecer, la incansable labor de los agentes del Servicio de Protección a la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) en su lucha constante contra el furtivo.

Pero hay más, no contentos por todo lo que acecha a la caza y nos la hace más incómoda, aparece el “animalismo”, que se define como una ideología en la que todos los animales tienen los mismos derechos que el hombre, por lo que su vida debe ser respetada. O sea, no se puede eliminar una pulga, una garrapata, un piojo, etc., hay que protegerlos. Es de risa. Una historieta más a las que nos tienen acostumbrados.

No obstante, no debe ser jocoso, sino que hay que luchar contra estas plagas de inconscientes y hacerles ver lo que es nuestra cultura y tradición. Por qué estos intrusos ecologistas o como se definan, en vez de estar divagando alrededor de la caza no se preocupan por ejemplo, de la mixomatosis de la liebre, que las está aniquilando, como está pasando con los conejos. Más ciencia y  menos ensañamiento.